Lucero del alba

La noche más oscura trae consigo un miedo connatural, una angustia derivada de la confusión que surge cuando nos rodean las sombras y todo lo que sentimos es frío e inseguridad. Nos abrazamos entonces las rodillas, tratando de calmar ese terror cada vez más poderoso, intentando mantenernos firmes y serenos ante la ausencia de claridad.
Lloramos y gritamos por la impotencia: poco a poco, esas tinieblas nos apresan en una jaula de dudas, estrés y pensamientos negativos, mientras la penumbra se hace cada vez más difusa y pronto ya no somos capaces de ver ni nuestro propio cuerpo. 
Queremos pensar entonces que estamos solos, que la oscuridad no puede hacernos daño; que no hay murciélagos ni criaturas de la noche acechándonos, esperando el momento propicio para saltar sobre nosotros y devorarnos. Pero en el fondo sabemos que no es cierto: la oscuridad nunca viene sola y, aunque los que se esconden en los armarios o bajo las camas sean un mero producto de fantasías infantiles, los monstruos que se ocultan en la negrura del subconsciente son muy reales y mucho más terroríficos de lo que pensamos.
No obstante, es durante esta tiniebla absoluta cuando un destello rompe el denso velo de la noche, alumbrando nuestros rincones oscuros y permitiendo poner orden al caos que nos atemoriza. Es el Lucero que surge en los últimos momentos de la madrugada, en esos primeros instantes de la floreciente mañana. 
Un símbolo de seguridad y esperanza que nos tranquiliza al hacernos conscientes de que es un nuevo día.
El Sol no tardará en salir.

Comentarios

  1. Muy chulo. Hay que asegurar que los candiles que iluminan el alma se apaguen lo menos posible, y así estas noches sean la excepción que nos enseña a valorar la luz.

    Sigue con tu estilo :)

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  2. ¡Muchas gracias por comentar!
    Como siempre me encanta que me comentes, xD. Hacía ya bastante que no sabía de ti, xD. Siento no haber respondido antes, pero estos días no he estado muy pendiente del blog, jaja.
    La verdad es que sí, tienes razón, se deben mantener encendidos los candiles, porque las noches oscuras muchas veces no se terminan cuando sale el sol. La oscuridad se hace de rogar a menos que se ponga la voluntad necesaria para que desaparezca. Y jamás lo hace del todo, pero ya ése es el eterno problema de nuestra existencia.
    ¡Saludos y gracias de nuevo!

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