Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2013

Lucero del alba

La noche más oscura trae consigo un miedo connatural, una angustia derivada de la confusión que surge cuando nos rodean las sombras y todo lo que sentimos es frío e inseguridad. Nos abrazamos entonces las rodillas, tratando de calmar ese terror cada vez más poderoso, intentando mantenernos firmes y serenos ante la ausencia de claridad. Lloramos y gritamos por la impotencia: poco a poco, esas tinieblas nos apresan en una jaula de dudas, estrés y pensamientos negativos, mientras la penumbra se hace cada vez más difusa y pronto ya no somos capaces de ver ni nuestro propio cuerpo.  Queremos pensar entonces que estamos solos, que la oscuridad no puede hacernos daño; que no hay murciélagos ni criaturas de la noche acechándonos, esperando el momento propicio para saltar sobre nosotros y devorarnos. Pero en el fondo sabemos que no es cierto: la oscuridad nunca viene sola y, aunque los que se esconden en los armarios o bajo las camas sean un mero producto de fantasías infantiles, los monstr

Cazador cazado

En cierto modo, sigues pensando que mis huellas te llevarán a casa. Intentas rastrearlas, como los cazadores hacen con su presa, tratando de dilucidar hacia dónde me he ido, cómo es posible que me haya marchado tan deprisa y sin dejar ningún rastro. Corres entre los árboles, escuchando las ramitas y las hojas caídas crujir levemente bajo tus pies, mientras tus ojos recorren el bosque, en busca de la más mínima pista que delate mi paradero. La cuerda del arco que sostienes entre las manos se tensa, mientras la punta de la flecha en ella apoyada reluce con un siniestro resplandor a la luz de la luna que se filtra entre las copas de los árboles. La ira y el apremio son palpables en tu mirada: recorres una y otra vez el panorama, cada vez de manera más violenta y furiosa. Quieres encontrarme, pero no sólo para que te lleve a casa; sé perfectamente lo que de verdad quieres: mi corazón humeante aún palpitando, ése es el trofeo que codicias. Como un cervatillo, me he escondido en la profun