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Ya sabes lo que hay

Llevo toda mi vida siendo un puzzle incompleto, un rompecabezas cuyas piezas no encajaban unas con otras, tan desiguales que se hacía imposible tratar de mantenerlas unidas. No existía un camino claro para mí, ignoraba cómo seguir andando cuando mi destino se me antojaba tan sumamente lejano y confuso, tan falto de ambiciones y esperanzas que pudieran espolear mis pasos. Todo cuanto había en mi interior era miedo, un temor enorme a no llegar nunca a comprender los recovecos de mi propia mente y la compleja maraña de pensamientos que se entreveran en ella.  Pasé mucho tiempo en esta oscuridad, en esta confusión: entonces llegaste tú. Día y noche, sol y luna, fuego y hielo, luz y oscuridad.  Somos polos opuestos, caras contrarias de una misma moneda. Nos desarrollamos de modo similar, pese a que nuestras personalidades crecieron de modo distinto. Tú eres fortaleza, yo debilidad. Eres todo lo opuesto a mí, y, sin embargo, me aceptas y te importo más que a la mayoría de personas q

Tirar los dados

La vida es un juego de dados. Los agitas y los tiras una y otra vez, esperando siempre que te salgan buenos números para continuar jugando.  Porque la vida es eso, un juego de azar: tiras los dados y rezas para que salga lo que tú deseas, lo que crees que necesitas. N o siempre lo consigues, sin embargo: la suerte es caprichosa, sí; puede parecer arbitraria e injusta, pero eso es porque la mayoría de veces lo que uno quiere no coincide con lo que uno precisa.  Pese a todo, vuelves a tirar los dados. Nunca te rindes. No renuncias a poner tu destino en la balanza, soñando con que ésta, finalmente, se incline a tu favor. La pregunta que debes hacerte es si, al final, tu paciencia y perseverancia se verán recompensadas, y si merece la pena que sigas confiando en la fortuna.

De pie en la oscuridad

« Cuando todo lo que creías se desmorona, cuando las luces se apagan y te quedas de pie, solo e inmóvil, en la oscuridad; cuando el tiempo del que creías disponer resulta no ser más que una triste ilusión con la que te engañaste para no reparar en tu cúmulo de fracasos...  C uando suceden cosas como éstas, es momento de preguntarse por los errores cometidos, por las faltas propias, por las verdades pendientes y por todas aquellas cosas que, de una manera u otra, hirieron a los demás y los alejaron de ti » .

En aguas profundas

El tiempo ha transcurrido.  Vas a ciegas, tanteando en la oscuridad, mientras el agua sube y tu corazón te martillea en los oídos. Te sumerges en aguas profundas, sintiendo como el aire se agota en tus pulmones, percibiendo como tu aliento se congela. Los brazos del océano se ciñen a tu alrededor como los de una madre protectora.  Estás en paz: el espíritu combativo se adormece; tus ojos se cierran mientras notas como las últimas burbujitas de aire escapan de tus fosas nasales. Tu cerebro resplandece una última vez y, acto seguido, se apaga como si nunca hubiese estado encendido.

Entre luz y tinieblas

¿Qué hay que hacer cuando se está perdido; cuando no se sabe diferenciar qué está bien de qué está mal? ¿Qué se debe hacer cuando se camina por una ruta entre luz y tinieblas, un sendero en eterna penumbra y exangüe luminosidad?  Estoy cansado de intentar buscar una salida de este tortuoso y confuso camino: he estado demasiado tiempo entre uno y otro lado, entre dos tierras baldías que no se sabe adónde conducen.  Estoy harto de estar perdido, de hundir mis pies en el barro para acabar andando en círculos. No hago más que repetir mis pasos. No obstante, al mismo tiempo, tengo miedo: es tan cómodo moverse siempre en la frontera; no formar parte nunca de lo que yace más allá... Construir una vida bordeando los límites sin nunca preocuparse de tener que afrontar la realidad... Mas ésta sigue ahí, aunque yo me niegue a verla. Y la única verdad que importa es que no se puede morar siempre en el ocaso. La vida exige momentos de claridad y momentos de oscuridad: no arriesgarse es lo má

Los tres monos sabios

No ver el mal. No oír el mal. No decir el mal.  Tres cosas que es conveniente tener en cuenta:  no mires lo que no debes; no escuches lo que no te atañe; no hables de lo que no sabes.  Si sigues estas reglas, no tendrás problema alguno. Si no... bueno, eres libre de hacer lo quieras; pero ten claro que luego deberás atenerte a las consecuencias de tus acciones. Y, en la mayoría de ocasiones, éstas últimas no valen el coste que pagas por ellas.  Si lo sabré yo...

Cortocircuito

Estás hastiado de ese continuo ir y venir, de dar vueltas en círculos de un sitio a otro mientras haces malabares con los diferentes aspectos de tu vida, que se cruzan y entrecruzan como el entramado de un tapiz.  Las sienes te martillean,  te pesan los párpados y tu garganta está completamente seca. Te duele todo: notas un agobio generalizado, un estrés que se transmite  como una corriente eléctrica por tus  venas y  arterias. Y crees que no vas a ser capaz de continuar: sabes que te vas a estrellar, que algo dentro de ti va a explotar. Tienes la certeza absoluta de que todo va a terminar en un cortocircuito: sufrirás un ataque de nervios y colapsarás. Esto no es vida: lo sabes, lo admites, pero te niegas a relajarte o a quitarte cosas que sabes es casi imposible compaginar. Porque lo necesitas, necesitas esa marea de sensaciones asfixiantes y extenuantes ascender desde tu pecho; esa compleja maraña de estrés y agotamiento que te hace desear la explosión cada mañana. Necesitas se

La vida son instantes

La vida te sorprende de las maneras más inesperadas. En un segundo estás viendo el mundo a través del cristal, como si nadie pudiera verte o tocarte, cuando algo sucede. Algo que te altera, que trastoca tu mundo y tu realidad hasta que todo lo que sentías y valorabas carece por completo de sentido. Nada importa, nada es real, nada tiene sentido. Pierdes la inocencia que una vez te caracterizó, percibes el hálito del cambio en tu oreja, y notas una sensación apabullante trepar por tu espalda y enquistarse en tu nuca. Y tú que antes pensabas en la vida como algo inmutable. Qué iluso.

Tus propias reglas

Existen esos momentos, momentos en los que la realidad parece convertirse en una ilusión, momentos en los que, si parpadeas un instante, todo cuanto creías conocer se desvanece en una voluta de humo.  Al abrir los ojos, te despiertas en un lugar extraño, un espacio infestado de gente que danza a tu alrededor en un baile de luces y sombras. Los focos se desplazan alternativamente, no llegan a iluminar tu piel pero sí tiñen al gentío de cientos de colores.  Te sientes mareado. Todo está sucediendo demasiado deprisa, casi no tienes tiempo de adaptarte a las nuevas condiciones del medio en el que ahora te mueves. El ruido es atronador. Apenas oyes tus propios pensamientos. Tienes la boca seca; el sudor hace que la ropa se adhiera a tu piel y el agobio que se respira con cada bocanada de aire, no hace sino alimentar la angustia que te consume por dentro. No sabes qué hacer, pero intentas una y otra vez no cometer una estupidez. No decir nada fuera de lugar, nada que luego pueda ser ut

Legado

A todos nos preocupa el futuro. Qué nos deparará el destino, qué intrincado final nos tendrá reservado... Si acabaremos en la cima del mundo o sirviendo a otros más afortunados. El legado es algo que también nos importa. No hablo de la descendencia, sino de aquello por lo que luchamos: aquello por lo que seremos recordados.  Todos anhelamos la eternidad. Ansiamos vivir para siempre como Shakespeare, bardo inmortal; como Alejandro Magno, rey de Macedonia; como Juana de Arco, patrona de Francia.  Todos queremos dejar nuestra impronta en la historia de la Humanidad. Que nos recuerden siglos después de nuestra muerte. Y a todos nos aterra convertirnos en una de esas anónimas sombras que construyen el futuro con sudor y sangre para acabar pudriéndose bajo tierra sin que nadie conozca ni sus nombres. Todo el mundo aspira a la grandeza, pero ésta se reserva para unos pocos.  Y no siempre se reparte de forma justa.

Absolución

Si quieres la absolución, deberás trabajar por ella.  Me he cansado de mentiras, de juegos ridículos y de encontrarme en situaciones con las que no me siento cómodo. Estoy harto de que me pongas entre la espada y la pared; harto de que creas que puedes hacer conmigo lo que quieras, de que puedes usarme y luego tirarme como si fuese un simple pañuelo.  He tragado las suficientes lágrimas, las suficientes frustraciones. Ya me he preocupado demasiado por lo que no debía y he pagado mi justo precio por ello.  Pero estás loc@ si piensas que voy a pagar también por lo que no me atañe.

Al estilo de Mary Poppins

He sido tu roca, tu refugio, tu lugar seguro cuando todo lo demás te fallaba. Pero yo sabía que eso no iba a durar.  Estoy hecho de nubes y de estrellas; de sueños inconclusos y de vanas esperanzas lanzadas al aire. Es mi obligación marcharme cuando cambia el viento: cuando ya no estás a solas,  c uando ya no quieres nada, cuando tus secretos vuelven a ser tuyos y no compartidos,  cuando ya no me necesitas.  Entonces es el momento de hacer la maleta y de experimentar un  nuevo cambio de aires. Es ese momento en el que debo abrir mi paraguas negro y salir volando a merced del viento del Oeste, sin mirar atrás dos veces.  Al estilo de Mary Poppins.

Baile de máscaras

Todos usamos máscaras. Son esas caretas de plástico que colocamos sobre nuestro verdadero yo para esconder las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Nuestros secretos, nuestros defectos, nuestros pecados. Aquello que enterramos para fingir que no existe, que no nos persigue, que no está siempre presente.  Al principio, cuando conoces a una persona, resulta muy fácil y práctico llevarla: puedes ser quien siempre has querido ser, mostrando a esa persona sólo lo que quieres que vea hasta que finalmente llega a creerse que eres así.  Pero luego, con el tiempo, el plástico se desgasta y la máscara se cae, poniendo al descubierto tu verdadera naturaleza. Es entonces cuando la otra persona ve por fin cómo eres realmente. Aunque, la mayoría de las veces, su antifaz también se desprende  y tampoco esa persona resulta ser lo que tú creías. Y todo es mentira, vuestra relación sólo fue un baile de máscaras: dos desconocidos danzando juntos al compás, sin saber qué hay más allá del dis

Insondable, como el mar

Esta tarde, observaba desde la ventanilla del tranvía la inmensidad del mar Mediterráneo, desplegado como una sábana bajo la vía. Contemplar ese color añil oscuro, tintado de verde y negro en las zonas más profundas, siempre me pone la piel de gallina.  En días como hoy, siento como si mirara mi propio reflejo. Un reflejo con diferentes tonalidades, con un halo de misterio y magia alrededor, que parece desafiarme a bucear en su interior y a desvelar sus secretos.  Después de todo, sólo nos conocemos a nosotros mismos a flor de piel. ¿Qué puede haber más importante que sumergirnos en nuestro yo más profundo y descubrir todo aquello de nosotros que no conocemos? Un abrazo a todos aquellos que se esfuerzan día a día por comprenderse a sí mismos un poco mejor. Y a los que no, también.

Compartimentar

Cuando sufres, cuando te asestan esa puñalada en lo profundo de las entrañas, sientes ese dolor lacerante ascender desde la boca de tu estómago e impregnar cada rincón de tu cuerpo. Tienes una sensación extraña, un vacío en el corazón que te provoca ganas de llorar a mares. Pero no puedes. Ahora no. Debes ofrecer tu mejor sonrisa y fingir que todo va bien, cuando realmente de lo único que tienes ganas es de derrumbarte y de que tus pedazos queden lo suficientemente separados como para no sentir nada.  Y envidias a aquellos que nacen con la capacidad de compartimentarse, de dividirse en fragmentos y así seguir haciendo su vida normal sin mostrar sus problemas e inquietudes.  

Con uñas y dientes

Cuando te sientes amenazado, cuando alguien hace daño a personas que te importan, reaccionas instintivamente. Tu adrenalina toma el control y tú te repliegas a lo más profundo, mientras ese animal que subyace bajo la superficie crece y se hace más fuerte.  Él es el sistema de defensa, esa oscuridad interior que toma forma de bestia: una bestia dispuesta a defender lo suyo con uñas y dientes.  Y pobre del imbécil que se atreva a interponerse.

En shock

Descubres algo que te llena de confusión. Un secreto, algo que pretendían esconder y que te hace sentir náuseas, un estremecimiento que trepa por tu columna y que llega hasta tu cabeza, donde se agolpan las preguntas y la sensación de incertidumbre.  Ignoras qué hacer, cómo actuar, qué decir. Te sientes mal por los  que están rotos, notas como algo dentro de ti se resquebraja: las grietas se alargan y tú te despedazas.

Sucios y pequeños secretos

Sigo sin comprender cómo la gente soporta tanto tiempo la carga de unos secretos tan repulsivos. Cómo pueden dormir por las noches sabiendo lo que han hecho, lo que han dicho...siendo conscientes de las cosas tan viles que han llevado a cabo. No me extraña, sin embargo, que se obsesionen con proteger esos sucios y pequeños secretos que, de salir a la luz, podrían arruinarles la vida y costárselo todo.

Inteligencia emocional

Eres incapaz de controlarte. La mente fría y puramente racional que demuestras para tantas otras cosas, se funde cuando hay alguien padeciendo a tu alrededor. Tienes una sensibilidad excepcional, una empatía extrema que hace que te duela el sufrimiento de otros como si fuera el tuyo propio. Eso es una ventaja en ocasiones; la mayoría de veces, es una gran desventaja. Otros se pueden aprovechar de ti: te manipulan, te llevan por donde quieren y hacen que te cuestiones tu brújula moral.  ¿Cómo estás seguro de que haces lo correcto?  ¿Por qué permites que los otros se aprovechen de ti? No lo consientas más. Despierta. No te dejas engañar, no vuelvas a caer en las trampas que te ponen a los pies. Eres más listo que todo eso. No te arrastres. No pongas en duda tu bondad ni tus acciones. Sabes que has tomado la mejor decisión cuando no has tenido demasiada elección. No has herido a nadie. Nadie tiene derecho a hacerte sentir mal y a destruir tu interior para sacarte lo que quiera. Val

Conocer a alguien nuevo

« El calor de una sonrisa, el estremecimiento que provoca un breve pero intenso intercambio de miradas. La fuerza que transmiten un par de comentarios sin importancia, unas frases que rompen el hielo y abren la puerta a un sinfín de posibilidades. La relación empieza a asentarse, ignoras de que hablar pero no importa porque la otra persona rellena los espacios con su encanto y desparpajo. La conversación toma un giro inteligente y se desarrolla fluida y agradable. Sin tensiones, sin dobles sentidos traicioneros, sin veneno y sin sarcasmos crueles. No te sientes nada incómodo: eres libre, puedes ser tú mismo porque te comprende y te valora por lo que eres.  Y ése es el mejor regalo que alguien podría hacer te » .

La tragedia de la belleza

¿Qué hay de trágico en la belleza? Es una pregunta que parece absurda. Es decir: ¿qué puede haber de trágico en ser bello? Sin embargo, ¿acaso no es cierto que el ser humano siempre ha creído que puede poseer las cosas hermosas? ¿O no es cierto que entre un animal feo y uno agraciado, escoges al segundo, lo adoptas y te lo quedas? ¿O si una pintura es preciosa, la compras? A todos nos maravilla contemplar las cosas bonitas: todos queremos belleza en nuestras vidas. Y...  ¿ qué pasa si una persona es hermosa? Pues que la gente la cosifica. La convierten en un objeto que todos desean y anhelan poseer, perdiendo su identidad por el camino. Porque sólo es otra cosa linda, una medalla más con etiqueta de precio; porque se olvidan de que es una persona y sólo la ven como una fuente de hermosura que quieren poseer. Pero, como todo, la belleza no dura eternamente. Es efímera, finita, caprichosa; y el tiempo no la perdona. Y cuando el rostro, antes terso e inmaculado, se arruga y c

Sólo una parada en mi camino...

A veces tengo miedo de quedarme atascado. Terminar aquí atrapado, acabar echando raíces en este lugar alejado de todo cuanto siempre he deseado y querido. Claro que luego me pongo a pensar en las muchas personas que, como yo, se han sentido asfixiadas por sus hogares temporales. Porque, en el fondo, este sitio no es otra cosa. Sólo una parada en mi camino; sólo donde reposo hasta llegar a mi verdadero destino. Y aunque todavía ignoro cómo alcanzaré lo que busco, sé que lo lograré. Porque creo en mí lo suficiente para saber que puedo conseguir lo que me proponga. Y nadie va a decirme cómo voy a terminar mis días: n i ahora, ni nunca.

Esperanza desde la burbuja

Durante demasiado tiempo, he vivido en una burbuja. El mundo fluía veloz a mi alrededor, sin que yo tomara parte de su desarrollo. Mi corazón me decía que era lo correcto, que era lo que necesitaba para estar a salvo: éste y no otro es el motivo de mi caparazón. El miedo a su frir, el miedo a que los otros te hieran es un motor bastante potente para alejarte del resto de personas. Llegan esos días en los que no necesito a nadie y todo me sale bien; días en los que me siento todopoderoso, capaz de realizar cualquier proeza con sólo desearlo. Entonces estoy confuso, porque la burbuja es cómoda y puedo actuar de forma independiente sin sentirme mal por ello. Aunque luego están esos otros días en los que me canso de mantener la pose de entereza. Días de ésos en los que sólo me apetece romperme en pedazos, quebrarme como un vaso de vidrio al caer al suelo y  esperar que haya alguien que se moleste en recoger mis trozos .  Una de esas personas que te dan un abrazo y te hacen ver las

Lobo solitario

Corres por el sendero, perdido y desorientado. No sabes dónde estás, todas las direcciones te parecen iguales, e ignoras si te alejas o te acercas. Abandonaste la manada porque tus compañeros no te llenaban, porque te diste cuenta de que detrás de sus imponentes figuras sólo había cerámica hueca y de que, por mucho que te prometieran, la cosa nunca iba a ser distinta. Elegiste vivir por tu cuenta, ser un lobo solitario en vez de un miembro de la manada y ahora tienes que asumir las consecuencias de tu decisión. Aunque siempre estás a tiempo de buscar otra manada.

Manzana envenenada

¿Alguna vez os habéis enfrentado a una elección muy peliaguda?  Del tipo que puede tener consecuencias devastadoras para otras personas si os equivocáis.  ¿Sí? Pues a una así me enfrento yo ahora.  Si elijo bien, puedo solucionar muchas cosas. Si elijo mal... Sólo el tiempo lo dirá.  Odio cuando las oportunidades se parecen tanto a las manzanas de los cuentos: todas apetitosas por fuera, pero algunas envenenadas por dentro. ¡Cuán simple sería la vida si supiéramos distinguir las que llevan veneno de las que no sin tener que morderlas!

De planetas, estrellas y agujeros negros

Me encanta admirar el firmamento. Cuando miro hacia arriba, pienso:  « no hay duda de que imitamos el orden del universo » .  Porque al igual que hay planetas, estrellas y agujeros negros desperdigados por el universo; aquí en la Tierra también los hay. Aunque la clasificación es más complicada. Hay personas que impresionan y personas que deslumbran.  Las personas que impresionan tienen físicos increíbles, rostros de ensueño que te prometen el mundo y una sonrisa de cuento de hadas incomparable. Pero, por dentro, muchos sólo son planetas o espejos: rostros atractivos, pero vacíos de luz y de contenido, ya que sólo reflejan lo de fuera sin aportar nada propio.  Las personas que deslumbran pueden ser bellas o pueden no serlo; independientemente del aspecto físico, hay en ellos una luz que brilla como la de las estrellas. Un resplandor, una pureza y bondad tan mágica como hermosa, que no se puede obtener con ninguna operación de cirugía estética ni con ningún régimen o dieta. Es un

Siempre que pueda crear

El mundo es un lugar maravilloso, siempre que pueda crear.  Doy gracias a diario por ser capaz de imaginar, por no tener problemas para concentrarme en lo que deseo construir y hacerlo. Por vivir aventuras fuera de esta realidad, en ocasiones, monótona y aburrida.  Porque la inspiración, esa amante veleidosa, viene sólo cuando a ella le parece y no puedo hacer nada para dominarla. Afortunadamente, mi musa, ese ente mágico y sonriente, nunca me abandona, aunque sus soplos lleguen siempre en los momentos más inesperados. Porque para crear se necesitan dos partes de trabajo y una chispa de ingenio; porque de tanto pensar, he acabado acumulando un gran montón de sueños, energía e historias inacabadas que ahora pugnan por salir a la superficie y encender el mundo con su luz, como pequeñas estrellas fugaces. Y todo esto ha provocado que ahora mi corazón esté donde debería estar mi cabeza; que mis sentimientos impregnen cada cosa que hago y que soñar despierto me resulte tan sencillo

Con una venda en los ojos

« Ciega. Así es cómo estás. Ves solamente lo que él quiere que veas. Te ha estado corrompiendo la mente con palabras dulces y empalagosas que han hecho que te aísles de todo y de todos: todo para tenerte en exclusiva para él.  Es tu dueño y no lo sabes. Tienes una ilusión de independencia que no existe. Le perteneces, eres su títere; te mueve de un lado a otro como el viento mueve las hojas en otoño. Tú, sumisa y dócil, realizas sus deseos sin darte cuenta siquiera. Crees que es él quién te obedece, sin percatarte de sus pequeñas e imperceptibles manipulaciones; él te desplaza como a un peón haciéndote pensar que sus sugerencias han sido ideas tuyas.  Porque le ves como a un dios inalcanzable, para ti no hay nadie tan especial como él. Al compararlo con otros, no le ves ningún defecto: es un ser perfecto, materializado en tu vida para llenarte de gozo y felicidad. No entiendes cómo una criatura tan irreal puede estar contigo, eso hace que te desvivas para complacer sus caprichos y

En lugares equivocados

¿Nunca os habéis cuestionado por qué perdemos tanto tiempo buscando en los lugares equivocados? Tantas horas a la caza de algo que no sabemos cómo encontrar. Indagando en sitios donde sabemos que no tendremos éxito, con las motivaciones erróneas como guías en nuestro camino. Todo porque nos negamos a ver lo evidente, lo cotidiano. Todo porque rehusamos meternos en la cabeza que lo que buscamos está, la mayoría de veces, frente a nuestros ojos.

Caer y volar

Para subir, hay que bajar. Lo mismo que para volar hay que caer, una y otra vez, hasta que aprendes a hacerlo bien.  No puedes esperar siempre que las cosas te salgan bien a la primera: la perseverancia y el trabajo duro son los dos motores que harán posible tu ascenso a las maravillas que se ocultan en el firmamento.  Si te caes, lánzate de nuevo desde el acantilado sin dudas, sin miedo: mójate si es lo que necesitas pero nunca te rindas. Porque si te rindes, lo pierdes todo.  Y un pequeño fracaso de cuando en cuando es una fortaleza para el carácter. No satanices tu miedo y hazle frente, aceptándolo como parte de ti. Sólo así te alzarás de tus cenizas y catarás la libertad: en el momento que entiendas esta verdad.

Alguien necesita una dosis de realidad

Es absurdo. Es absurdo construir castillos en el aire, presumir de cosas que no tienes y que difícilmente podrás conseguir; absurdo pensar que lo sabes todo sobre todo y que los demás se equivocan por no ver las cosas desde el mismo prisma que tú. Me saca de quicio que hagas todas esas cosas porque a la hora de invertir el esfuerzo para lograr esos objetivos eres incapaz de aplicarte: te pones tú mismo las trabas, una y otra vez. Luego te preguntas por qué no apoyo las decisiones que tomas. No las apoyo porque no me parecen las correctas, porque tanto tú como yo sabemos que estás haciendo algo que no debes y que lo único que vas a conseguir es echar a perder todas las buenas oportunidades que sí te va a ofrecer la vida.  Porque confiar en la suerte y no en el trabajo es un error.  Porque la rueda de la fortuna es caprichosa, y las alegrías de hoy se pueden tornar desgracias mañana.  Porque sé que vales más de lo que te piensas y puedes conseguir lo que te propongas, pero

El canto de una voz pasada y, tal vez, futura

Bueno, hoy voy a publicar algo diferente. Se trata de un texto que me ha enviado esta mañana una amiga mía, un texto escrito por ella sobre una situación que conoce y que le importa. Cuando lo he leído, me ha llamado mucho la atención y he decidido subirlo. No he cambiado nada para no alterar la esencia de mi amiga, presente en cada palabra. Espero que lo disfrutéis tanto como yo: Cuando oyes el canto de una voz pasada que te recuerda cada día, a cada hora, en cada instante su amor por ti; sin tú darte cuenta de que eres presa de su afán por conseguir todo aquello que su mente añora por no haber tenido jamás: el poder, el poder de manejar a una persona como si fuera una marioneta que ni siente ni padece; que solo responde a los golpes que le hacen moverse de un lado al otro con cierta armonía.  Hasta que un día despierta y se da cuenta de que eso  no es vida, de que quiere escapar; pero es tarde y lo sabe, está tan escondida en la oscuridad que no ve la puerta. Su corazón le di

Farsa

Realizas ordenadamente todos y cada uno de los monótonos rituales que se repiten cada mañana.  Te levantas por la mañana, bien temprano, antes incluso de que el sol haya empezado a despuntar en el horizonte. Te lavas la cara un par de veces para despejarte; acto seguido te preparas un buen desayuno para afrontar bien el día. A continuación, una vez vestido, t e afeitas, te peinas y te cepillas los dientes; todo para tener buen aspecto.  Para parecer una persona normal y corriente.  Todos los días, uno tras otro, lo mismo. Una enorme farsa. Una burda y estúpida pantomima para verte encajar como uno más. Y encima, no lo consigues.

Como una veleta

Giras y giras sin parar, como una veleta. Al capricho de otros, los vientos, te mueves de un sentido al otro sin descanso. Siempre sometido, siempre traicionado; sin nunca conseguir lo que quieres, lo que necesitas.  Siempre esperando que sean los otros los que te muevan.  « Y... ¿por qué? »   Te preguntas . Porque no sabes otra forma de vivir.  Porque siempre has esperado a que sean los demás los que tomen las decisiones por ti. Porque nunca te has planteado alternativas y rehúsas considerar siquiera ponerte de huelga y decir... ¡Hasta aquí! ¡Esto es el colmo!

Mar de incertidumbre

Mirar el océano es fascinante. Casi tanto como otear al futuro, temiendo lo desconocido.  Sabes que sea lo que sea lo que te depara tu sino, podrás afrontarlo sin mucho esfuerzo. Todo es una cuestión de fe y confianza. Ahora confías en ti mismo lo suficiente para saber que puedes hacer cuanto te propongas.  Aunque todo lo que veas ante ti sea un mar de incertidumbre.

Las pequeñas cosas

Levantarse de madrugada y observar cómo amanece desde la ventana. Desayunar crepes notando como el azúcar se deshace en la punta de la lengua.   Jugar con una mascota cuya mirada brilla con intensidad. Pintar un cuadro y armonizar tonos, expresando sentimientos escondidos en lo más profundo del alma humana. Escribir una historia, elaborar personajes y tramas con las millones de posibilidades que pueden tener lugar.   Ver una película con una persona de la que se está distanciado y disfrutar cada momento con su agradable compañía.   Pasear por la calle en esos breves instantes entre el atardecer y la noche cerrada; ser una sombra más en ese mundo de penumbra y deleitarse con la brisa vespertina. Cenar en familia, tratando de olvidar las disputas y rencillas con el resto de miembros;  distraerse en una relajada conversación sin importancia.   Acostarse por la noche con una sonrisa en los labios y soñar con vuelos a la luz de la luna con destino a lugares exóticos: vírg

La doncella de Orleáns

Imagen
Anoche soñé con Juana de Arco. No termino de entender lo que llevó a mi subconsciente a fantasear con tal personaje, ya que no había leído nada sobre ella ni había pensado en ella desde hace muchísimo tiempo. Pero  así fue. Juana de Arco (Óleo de Ingres) Obtenido de:  http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juana_dearco.htm   Ahora, antes de que la luz del amanecer nuble mi mente y haga esfumarse los últimos vestigios de mi fantasía, tomo buena nota de ella para conservar lo que me ha dejado la patrona de Francia. Soñé que era un soldado más, presente en las batallas libradas por el destino de Francia; con Juana a la cabeza del ejército, sirviendo como emblema de la pureza y la libertad. No recuerdo todos los detalles de las mismas, sólo que fueron muy encarnizadas y los pocos que quedamos en pie nos vimos pronto rodeados de un ambiente desolador, sin más compañía que el tono escarlata de los charcos de sangre derramada y los carroñeros volando en círculos alrededor d

Entre gente tóxica

¿Alguna vez os habéis sentido rodeados por gente que, sin motivo alguno, disfruta haciendo daño a los demás?  Personas que envenenan el ambiente con palabras crueles, perversas; que ponen el dedo en la llaga para después fingir que no pasa nada y que son las más dulces del mundo.  Personas que no pueden o no quieren cambiar su forma de ser; que prefieren vivir en un mundo de apariencias, de sonrisas postizas de frente mientras que por la espalda te convierten en estiércol.  Personas que saben lo que quieren: que van a por ello, independientemente de lo que suponga para los demás; que no dudan en aprovechar la más leve oportunidad para satisfacer su insaciable apetito. Yo veo a diario a varios personajes así.  Y resulta sumamente duro vivir entre tanta gente tóxica.

El espejo no miente

Te despiertas un día, tras un largo y vívido sueño que te ha tenido toda la noche en vilo. Al levantarte de la cama, cierras los ojos de nuevo y tratas de vislumbrar los últimos destellos de tan gloriosa fantasía; ahora difuminándose en el abismo de tu inconsciente. Respiras profundamente, tratando de retenerlos en tu mente. Los mezclas con tus recuerdos para que permanezcan a salvo, guarecidos entre ellos. Sales de tu habitación ligeramente mareado y, al entrar en el baño, lo primero que haces es mirarte fijamente al espejo. Tu imagen difusa y ojerosa te devuelve la mirada: una mirada cansada y rota que te atraviesa con su agudo filo hasta hacerte temblar nuevamente. Por un momento, piensas en el sueño: la fantástica e increíble vida que llevabas entre los brazos de Morfeo. Una vida normal, sin complicaciones; tenías todo cuanto deseabas en el momento en que lo deseabas. Ahora, al observar tu reflejo, contemplas frustrado la realidad. Sabes lo que hay y te tienes q

Es sólo papel mojado...

Antes pensaba que las promesas eran para toda la vida.  Concebía los juramentos como algo que no se podía traicionar, que no se podía romper; que debías respetar hasta el día de tu muerte. Ahora soy más realista y menos idealista.  Mirar a mi alrededor me ha hecho darme cuenta de lo hipócritas que son aquellos que nos enseñan esas lecciones; de cómo todo el mundo resta importancia a esos compromisos, tomándolos por menos que nada. Las promesas quedan atrás. El pasado nunca ha ocurrido.  Y la lealtad no significa nada: es sólo papel mojado.

La más baja de las traiciones

Ella está destrozada. Tras tantos años sin tener certeza absoluta de como se sentía el otro respecto a ella, ahora comprende el por qué de sus dudas. El por qué de sus desmanes. El por qué le ignora y el por qué cuándo le habla es sólo para recriminarle las cosas que hace mal.  Sé que ella querría odiarle. Todo sería mucho más fácil así.  Pero no. Incluso ahora que conoce la bajeza a la que ha sido capaz de llegar y las traiciones que ha cometido; sigue queriéndole con la misma intensidad de siempre.  Y por ello sufre. Lo pasa mal. En su interior hay un un agujero negro: un vacío abismal que piensa que nunca podrá llenar. Y yo, testigo mudo de todo, me pregunto... ¿es  el amor  siempre tan tóxico?

La elección del muñeco

Tiran de ti igual que dos niños se pelean por un muñeco. Cada uno trata de llevarte a su terreno, convenciéndote de que es él quien lleva la razón; no el otro, que está equivocado. Tú tratas de mantenerte al margen: intentas por todos los medios que lo resuelvan entre ellos pero, uno y otro, te siguen poniendo en el medio. Todo lo que antes sabías cómo decir, ahora no te sirve: desconoces como responder a sus hostiles diatribas de amigo contra amigo. Lo único que se te ocurre para mantenerte a flote es ignorar lo que los dos te dicen. Hacer oídos sordos y no añadir nada que genere nuevas tensiones. Pero... ¿es la mejor elección?

Colisión de mundos

Todo se está derrumbando. Has mantenido en la cuerda floja una doble vida demasiado tiempo; ahora te has resbalado y las dos han chocado, sin que tú pudieras hacer nada para impedirlo.  Tus secretos están expuestos. Todo lo que con tanto afán intentaste ocultar. Todo lo que creías que el mundo no podría entender. Todo cuanto tú sentías que nunca estarías preparado para revelar. No importa lo que hiciste, ni por qué; la principal cuestión en este momento es: ¿qué harás con este choque de mundos, este choque de realidades? Porque lo que hagas ahora determinará el curso de lo demás.

Cacofonía

« Al principio eran los gritos. Discusiones acaloradas que hacían retumbar suelo y paredes; improperios lanzados al aire desde una u otra boca y que llenaban la noche con su crueldad y odio subyacentes. Luego se hacía el silencio. Un silencio tenso y desolador que cubría el resto de sonidos como si éstos no existiesen. Un silencio atronador que se clavaba cual afilada aguja en lo más hondo, helando hasta el tuétano de los huesos de los desafortunados testigos. A continuación, el eco apagado de unos pasos. Unas pisadas lentas y lánguidas que resonaban en cada roce con el parqué. Después, el chirrido de las bisagras de una puerta al abrirse y el consiguiente portazo al cerrarse. Entonces venían los sollozos. Chillidos que hacían esfumarse todo resto de humanidad que quedara en la casa. Las lágrimas que se derramaban parecían repicar al contacto con el suelo; los lamentos que se escuchaban eran aullidos de ultratumba: la tristeza y amargura de una mujer que quería morir ».

El rostro del mal

Cuando la gente piensa en el mal,  Piensa en algo feo, odioso... antinatural.  *     *     *     *     * Dicen que puede saberse  si una persona es buena o mala  solamente con mirarle  fijamente a la cara.  *     *     *     *     * Dicen que nadie es puramente malvado:  Aunque tampoco nadie es un ángel; Es difícil ser completamente honrado. Como todos saben, la maldad se hace, no nace.  *     *     *     *     * Existe, sin embargo, la maldad camuflada de inocencia;  ésa es la peor de todas las herencias.  El rostro de la bondad e ingenuidad más pura;  Tan solo una máscara que cubre el alma más oscura. *     *     *     *     * Si algo quieres ocultar o proteger,  Ojo con aquellos a quiénes revelas tus secretos, Ten certeza de que no se van a corromper, Pues hay muchos lobos camuflados de corderos.

¿Cumpleaños feliz?

Un año más ha transcurrido, y, esta vez, estreno década. Nuevo año, nueva década, nueva vida.  Un umbral que se cruza y un pasado que queda atrás. Me siento diferente porque soy diferente. Ahora he entrado de verdad en lo que es la edad adulta y, sí, se nota la diferencia. 

No hay furia en el infierno...

«Imagina que te despiertas una mañana con resaca. Crees que todo ha sido una pesadilla. Tratas inútilmente de ordenar tus pensamientos y recordar todos los detalles de algo terrible que intentaste ahogar en alcohol.  Cuando lo consigues, sientes un vacío en tu pecho, un agujero negro que crece por momentos y te sume en la amargura más atroz. Por fin te percatas de lo que has hecho, de lo que te han hecho, una vez que la resaca y la confusión se han disipado ligeramente.  Estás sola. Te han dejado por otra. Notas como la compresión de lo sucedido asciende hasta tu garganta y se enrosca allí. El pesar, la angustia y la pena empiezan a aflorar formando un torrente de lágrimas, mientras te abrazas las rodillas, buscando algo de consuelo.  Lloras durante horas. Cuando te quedas sin lágrimas, sólo queda una densa y profunda oscuridad, un vacío sin final. Te levantas, te duchas, y te preparas algo de comer; todo ello sin pensar, sin pestañear, sin apenas respirar.  Cuando empi

Nunca digas nunca

Ha habido momentos en mi vida en los que he actuado de formas poco correctas. Supongo que todos sabréis a lo que me refiero: ese tipo de comportamientos egoístas y mezquinos que elegimos aun sabiendo que están mal, cuando se nos presenta delante una situación difícil que no sabemos cómo encarar. Todos nos sentimos tentados de elegir el camino fácil frente a la pedregosa senda que supone hacer lo correcto. Sin embargo, sólo unos pocos hacen frente a sus miedos y demonios internos escogiendo la virtud frente a la comodidad. ¿Quién puede jactarse de que siempre ha hecho lo correcto? Lo mejor, como bien decía mi abuelo, es nunca decir nunca.

Tiempo de cambio

Notas como la confianza que antaño te acompañaba ahora no es más que un espejismo. Lo que antes creías a pies juntillas, ahora no es sino una más de las mentiras que se han acumulado a tu alrededor durante tanto tiempo. Todo te resulta extraño. Es como si despertaras tras un prolongado sueño y fueses incapaz de ubicarte en la realidad que te encuentras al abrir los ojos. No sabes dónde estás, ni por qué estás ahí. El tiempo ha transcurrido y no te has percatado. Para ti, todo estaba parado.  Pero poco importa eso. El sueño ha terminado.  Es el momento de encarar tus errores y de tomar nuevas decisiones.  Es tiempo de cambio.

Confianza

Hay quien dice que la confianza hay que ganársela. Esto es muy cierto, la confianza es algo que no se puede ofrecer de forma gratuita. Si se da sin reparos, muchas veces se sale perjudicado.

Rodarán cabezas

Ya está. Ha sucedido. El inicio del fin ha llegado y la inexorable cuenta atrás ya ha comenzado. La censura final está aquí; la privatización de toda libertad empieza ahora y no va a detenerse. Todos contenemos el aliento, acongojados y muertos de miedo; no sabemos cuál será el siguiente movimiento que hará la oscura sombra que nos gobierna, pero de algo podemos estar seguros: rodarán cabezas. No obstante, cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que sigo sin comprender porque vivimos de esta manera. ¿Por qué dejamos que otros decidan lo que está bien o mal? ¿Por qué una escasa minoría ostenta todo el poder y llevan vidas de lujo y ensueño mientras hay gente sin trabajo, asfixiados para llegar a fin de mes, o muriéndose de hambre en los casos más extremos?  La respuesta es muy clara: porque nosotros lo permitimos. Consentimos que haya una vieja nobleza veneciana vestida de marca haciendo sus maquinaciones y jugando a sus intrigas palaciegas entre copas de Chardonnay y bande